"Felisa
Piédrola" Campeona Inolvidable
Corría
el año 1935 cuando el tenis femenino en el país, comenzó a adquirir
visos de destreza competitiva con la participación de Felisa
Piédrola.
La que fuera primera figura de nuestros courts, desafortunadamente
fallecida en forma reciente, a los 83 años de edad en Punta Alta
-lugar de su nacimiento y donde vivió sus últimos días-, compartió los
primeros planos del tenis nacional con Mary Terán de Weiss durante una década.
Felisa
rompió todos los moldes del juego al exhibir lo no apreciado
anteriormente en nuestro medio, merced a su pujanza y dinámico accionar,
siempre procurando la definición rápida de los tantos, con fuerte saque,
apoyándose en media cancha y luciendo con terminantes voleas y smashes.
Estas
virtudes tenísticas se apreciaban con mayor medida en los dobles, jugando
-entre otros buenos exponentes- en pareja con quien fuera su esposo, el
destacado Augusto Zappa.
En
las individuales, obligada a cubrir los ángulos desde la base, no obtenía
definiciones como ocurría en las duplas, pero tanto su drive como su revés,
constituían despliegues profundos y rasantes, lo que le permitía
concursar con éxito en la categoría.
Cuál
era el porqué de esos avances fulgurantes?; los cronistas del tiempo de
sus victorias contamos con una respuesta. Su dispersión provenía de la
intensa práctica de diversos ejercicios que cultivó desde niña en la
Base Naval de Puerto Belgrano, donde su padre era encargado del cuerpo de
oficiales. Al ser destacado allí, se alejó de Punta Alta, cambiando
bruscamente de rumbo en compañía de su esposa e hija.
Felisa
lució en grandes aparatos gimnásticos como anillos, paralelos, esgrima,
trapecio y también en natación y yatismo. Llamaba la atención su
habilidad en el juego de pelota a paleta, sabiendo que esta disciplina es
eminentemente varonil.
En
la práctica de florete recibió una herida que pudo tener serias
consecuencias. La hoja de su ocasional rival se le incrustó en la axila
derecha, en dirección al pulmón, golpe que es providencialmente desviado
por el hueso que el acero encuentra en su camino. Este accidente obligó a
cambiar otra vez los moldes del recreo deportivo, pues varió el rumbo y
giró con destino a la ciudad de Buenos Aires. Los padres de Felisa
contaron con el apoyo de Rosa Olmedo Zumarán de Godoy, quien la inscribió
como socia del Buenos Aires Lawn Tennis.
Entonces empuñó la raqueta, y dominó el tenis muy pronto, teniendo
el apoyo de Elena Amari en la metrópoli.
En
un par de años se constituyó en una tenista relevante. Fue consagrada número
uno en la graduación argentina en seis oportunidades, igual número de
ocasiones logradas por Mary Terán de Weiss, su clásica rival, durante
partidos sostenidos en finales que depararon excelentes espectáculos.
Mary
Terán contó con el favor especial de esa época politizada, la que
posibilitó obtener importantes campeonatos en Europa, mientras que Felisa
Piédrola (ajena a esos compromisos), no tuvo participación internacional
de relieve. Resultó una estrella en nuestras canchas y en certámenes
sudamericanos, pero no alcanzó para valorarla en el orden internacional.
Seguramente hoy, con la vigencia del profesionalismo, estaría facultada
por las excelencias de su juego para competir en aquellos circuitos y
figurar entre las supra 10 del ranking universal.
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