Un episodio insólito en
la vida de Alejo Russell
En la historia de nuestro tenis
desfilaron campeones que elevaron a la cumbre del reconocimiento
internacional su capacidad competitiva pero de ese selecto grupo muy pocos
enfrentaron riesgos extremos, con la sola excepción de Alejo Russell,
nuestro número 1 en la graduación argentina en 1937, 13939, 1940, 1942,
1942.
Se registraron, sí, contingencias de una
magnitud tal, que hicieron temer por la vida de dos deportistas argentinos
que competían más allá de nuestras fronteras y que experimentaron los
avatares del secuestro en episodios conocidos: Alfredo Di Stéfano y Juan
Manuel Fangio.
Corría 1946. Russell llega a los Estados
Unidos. Eran los tiempos siguientes al fin de la segunda guerra mundial,
que no perturbó en ese país la actividad deportiva. Alejo se hallaba
invitado para participar en torneos del medio oeste, donde obtuvo varias
victorias ante figuras locales de enjundia.
Pero hete aquí que es convocado para
alistarse como recluta, incorporado por el Estado Mayor del Ejército
norteamericano...
Inaudito! exclama nuestro personaje.
Aquí me encuentro de paso para jugar al tenis, y soy argentino, de madre
criolla, nacida en las serranías cordobesas, de donde provengo.
Pese al pataleo verbal, días después
integró un contingente uniformado, a bordo de una nave alistada para
zarpar hacia la maldita isla de las ratas, en misión militar con el
destino a la Aleutianas.
Providencialmente los megáfonos del
transporte naval anuncian en forma estentórea: Atención! el Presidente
de los Estados Unidos ha resuelto que los soldados que hayan cumplido 30
años de edad, sean definitivamente licenciados. Los que estén en esa
condición, quedarán en tierra; los otros embarcarán con el destino
resuelto, esto es, guarniciones de las islas Aleutianas...
Vaya una coincidencia!. Justamente ese
día, el 1 de Septiembre de 1946, siendo aproximadamente las diez de la
noche, Alejo Russell cumplía 30 años de edad...
El cordobés, con un grito que superó a
los megáfonos, le dijo, en su mal inglés al oficial de guardia:
-"Hoy cumplo yo los 30!. Me voy, sargento?".
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