Disco duro... competencia

La bibliografía especializada en deporte está totalmente de acuerdo en un punto: "la competencia es única e irrepetible". De acuerdo con este precepto, la competencia no se entrena, no se practica; la forma adecuada de obtener ritmo de competencia es compitiendo.

Camino arduo y sinuoso de sabidos sinsabores y mieles vinculadas al éxito. 

Habitualmente en el ámbito laboral, se solicita el C.V. (Curriculum Vitae), en la práctica clínica se solicita la H.C. (Historia Clínica), los jugadores jóvenes, que manejan la PC sostienen que el disco rígido les falla. Estamos hablando de la historia deportiva de un jugador de cualquier deporte, los antecedentes, la perfomance que ha tenido en su paso por categorías previas al profesionalismo. Se diferencia de la H.C. y del C.V. en que un jugador sin grandes antecedentes puede llegar a estar en el lote de privilegio del deporte elegido. Es importante más no determinante. En los ámbitos laborales y médico, los antecedentes tienen otra influencia, otro peso específico.

Puntualmente en el tenis, se ven distintos casos de jugadores que desean ser profesionales y que en los últimos tres o cuatro años han disputado veinte, quince partidos. El entrenador rápidamente diagnostica la falta de competencia. Esto es en apariencia un tema sencillo a solucionar. En la práctica no es tan simple. El jugador no posee la información en el "disco rígido" de las variables emocionales que se desarrollan en un partido, no maneja con suficiencia situaciones de competencia que se aprehenden con el correr de los partidos. Se observa en pelotas dudosas, situaciones externas al partido, cambios de horario, cambio de hábitos por viajes, repunte del adversario, etc. y lo que estas cuestiones provocan en la psiquis del jugador.

La competencia posee tiempos a ser respetados, tiempos vinculados con la madurez y evolución mental de un niño-adolescente. 

La etapa en la que esté listo para competir, aun sin tener como objetivo "GANAR", debe aprovecharse, aún sin resultados que acompañen, ya que el "ÉXITO" viene de otro lugar, de la posibilidad de experimentar la competencia. Competencia con un rival, competencia fundamentalmente con uno mismo, competencia que marcará en el disco rígido del jugador, experiencias vitales que difícilmente sean aprehendidas cuando esté en el momento de saltar al profesionalismo.

El excesivo cuidado de entrenadores, profesores de educación física, médicos, psicólogos, padres, y del propio deportista de probarse en situación de competencia, finalmente produce un vacío que desnuda una falencia en competencia, de inestabilidad emocional, por ejemplo frente a la adversidad o frustración parcial.

Las etapas previas al profesionalismo son esenciales, son las herramientas que el día de mañana usará el jugador. Proveerlas, en dósis adecuadas, es misión del equipo de trabajo que rodea a un deportista amateur. 

Lic. Ariel Borensztein

 

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