Pautas sobre el correcto entrenamiento
Para lograr un nivel máximo, cualquier deportista debe conseguir el
desarrollo de la capacidad de trabajo de todo su organismo mediante el
perfeccionamiento ordenado de sus funciones, de los sistemas que lo
componen, incluyendo el locomotor.
Los esfuerzos exigidos por las competencias y el progreso en la
especialización deportiva, hacen que el deportista deba entrenar para
estos fines en el marco de la preparación física integral, con una
participación múltiple de su organismo en los ejercicios. Esto se
demostró entrenando a dos grupos de jóvenes: a uno de ellos solamente en
velocidad, y al otro en velocidad, resistencia y fuerza. Los resultados
fueron mejores en un 40% en los atletas que se entrenaron en forma
multilateral.
Es
sabido que la asimilación de nuevos hábitos motrices se hace en base a
viejos hábitos motrices, elementales, agrupados de una nueva forma (no
puedo correr si primero no aprendo a caminar); estos elementos
componentes se obtienen precisamente en el entrenamiento multilateral.
Para que un deportista pueda afrontar una actividad seriamente, no sólo
tiene que entrenar en el lugar de competencia, sino que debe hacer un
buen complemento de preparación física a cargo de profesores de
educación física idóneos en la competencia que se realice.
El
desarrollo de los gestos deportivos exige una preparación continua tanto
para el mejoramiento de las cualidades y resultados, como para el
mantenimiento de lo conseguido. La actividad continua, fortalece y
perfecciona todas las funciones, que aprenden a actuar con máximo
rendimiento y mínimo esfuerzo. Debe subrayarse también la importancia de
los intervalos de reposo.
En
el estudio de los procesos de restablecimiento y compensación, después
del esfuerzo en relación con la capacidad funcional del organismo, se ha
comprobado que no es indiferente cuando se debe repetir el esfuerzo.
Si
dicho esfuerzo se repite después que ha pasado el período de súper
compensación, no tendremos ningún resultado favorable (empieza con 80
pulsaciones por minuto, termina con 160 pulsaciones por minuto y vuelve
a comenzar con 80 pulsaciones). Si el esfuerzo se repite antes de que el
proceso de recuperación haya llegado a nivel inicial tras el esfuerzo,
en lugar de mejorar las funciones tendremos como resultado la
extenuación del organismo (parte con 80 pulsaciones por minuto, termina
con 160 pulsaciones por minuto, y vuelve a entrenar con 160).
Si
la repetición del esfuerzo se reitera luego del período de súper
compensación, obtendremos los efectos deseados del entrenamiento (parte
con 80 pulsaciones por minuto termina con 160 pulsaciones y vuelve a
comenzar con 100 pulsaciones por minuto). Esto nos demuestra la
importancia del correcto reposo.
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