El codo de tenista:
sus causas
El tennis elbow o codo del
tenista, es una de las afecciones más comunes que sufren quienes
practican el deporte. Analizaremos las causas y consecuencias del
problema.
Uno de los inconvenientes que
frecuentemente padecen muchos jugadores, o gente que nunca agarró una
raqueta, es el conocido tennis elbow o codo del tenista. En determinada
etapa de una dilatada campaña o incluso en jugadores con sólo un par de
años de deporte, existe la posibilidad de que aparezca el problema,
produciendo intensos dolores al jugar, y desanimando al jugador a tal
punto de hacerlo pensar en abandonar el juego.
Cómo se produce:
El dolor se hace notar al aplicar
la extensión de codo, combinando con la supinación del antebrazo.
La lesión se manifiesta cuando el
jugador afloja el elemento luego de realizar el esfuerzo. Como
consecuencia de este proceso, se producen vibraciones que se transmiten
desde el carpo (muñeca) por el antebrazo (cúbito y radio) y repercuten
en el cóndilo y epicóndilo, tuberosidades inferoexternas del húmero
(hueso del brazo).
Este movimiento descripto es capaz
de producir diversos tipos de afecciones. Entre éstas podemos citar el
desgarro parcial de la inserción del extensor común de los dedos,
periostitis, mioentesitis de los músculos de la zona, desgarro parcial
del primer radial externo, distensión del ligamento lateral del codo,
calcificación de supinadores y extensores, pinzamiento sinovial, etc.
Las causas y cómo
evitarlas:
Tanto el profesor como el
preparador físico, son responsables no sólo de que el deportista mejore
un determinado movimiento, sino también de evitar a toda costa una
posible lesión.
Estas últimas pueden llegar a
producirse por tres causas fundamentales:
- Si
se aplican equivocadamente las técnicas del movimiento.
- Si
se utilizan elementos inadecuados para el ejercicio.
- Recurriendo
a movimientos muy bruscos y aplicados cuando el cuerpo está frío.
De acuerdo a esta enumeración,
podemos efectuar el siguiente análisis.
Llamamos una
“mala técnica”,
por ejemplo, cuando el deportista no transfiere el peso de su cuerpo hacia
delante en el momento del movimiento y si no emplea tampoco una buena
terminación del movimiento.
Para que todo este programa
funcione a la perfección, o cercano a ella, será requisito indispensable
que el deportista se halle con una buena preparación física y que cuente
con una rápida reacción (velocidad) para realizar el gesto deportivo en
el momento más indicado.
Los elementos inadecuados para la
práctica del juego y la falta de entrada en calor, son otras dos causas
que provocan la afección conocida como el codo de tenista o tennis elbow.
Los elementos inadecuados para el
deportista también pueden ser varios. Entre ellos, los elementos muy
pesados. Un niño o un joven no pueden usar la pesa del padre. Deberá
usar una apropiada para su edad y adecuada a la condición física de su
persona.
A veces también ocurre, que al
cambiar de una pesa a una banda elástica o viceversa, comienza a
producirse el dolor en el codo. Por ello, es aconsejable que todo
deportista que no conoce estos posibles inconvenientes, recurra al
asesoramiento de un profesor antes de adoptar definitivamente un elemento.
Este lo hará en base a la talla y tipo de actividad, indicando el peso y
medida más adecuados.
Finalmente, un pequeño comentario
acerca del grip. Una vez más, es fundamental que el deportista se
encuentre siempre en condiciones de poder dominar la pesa. Un grip muy
grande o por el contrario, uno demasiado chico, le traerán problemas,
porque muy a menudo se le escapará de la mano, produciendo las tan
temidas vibraciones. La empuñadura a adoptar, entonces, estará íntimamente
ligada a la comodidad que experimenta el deportista al aplicar todos los
movimientos.
Otro error muy común cometido por
algunos deportistas, consiste en entrar a la clase y comenzar a trabajar
con la máxima violencia posible. Esto es muy perjudicial para el cuerpo
que debe lentamente ir entrando en calor. Un período de 15 a 20 minutos
es lo ideal y así funcionarán sin problemas el sistema neuromuscular y
también el aparato cardio-respiratorio. Además es fundamental realizar
los ejercicios para elongación, trotes suaves, abdominales y extensión y
flexión de brazo y codo.
Toda esta preparación previa es
muy importante, pero tampoco es cuestión de exagerar. Porque si un
jugador hace precalentamiento intensivo de media hora, cuando ingrese a la
clase estará muy fatigado. Otro dato a considerar consiste en que los
ejercicios analizados sean realizados en el momento inmediatamente
anterior al comienzo. De nada valdría una buena entrada en calor para
trabajar recién dos horas después.
Las lesiones que suelen producirse
por no cumplir con estos postulados generalmente son sufridas por el
deportista común, por el aficionado; y eso por utilizar una mala técnica
o por no haber entrado suficientemente en calor.
En cambio, el
profesional es muy
difícil que se vea afectado por ellas, salvo excepciones. Por el
contrario, sí, estará propenso a las lesiones debido a una cantidad
exagerada de horas dentro del gimnasio. La afección no será en este caso
producto de un solo movimiento, sino que la sucesión de microtraumatismos
debilitan e irritan una determinada zona que finalmente hace eclosión.
La epicondilitis es un síndrome
producido por una excesiva utilización de ciertos músculos que se
caracteriza por el dolor en la zona epicondilea. A veces el dolor es tan
agudo y penetrante que hasta resulta imposible tomar cualquier objeto. El
dolor -que cede con reposo-, vuelve a intensificarse con una rotación.
La zona afectada es hipersensible
a la palpación aunque no se experimentan cambios de color en la piel,
edemas, ni inflamación o temperatura.
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