¿Competir o Cooperar? - 4ta.
parte
¿Esto significa que, en
realidad, no hay competencia posible?
Conclusiones
Si,
hay competencias posibles, razonables, formativas. La competencia
entendida como lucha, puede basarse en dos concepciones distintas:
-
La
que se interesa por el cuerpo del hombre en pro de su mejor
rendimiento.
-
La
que se interesa por el hombre, actuando con su cuerpo y a través de
él, para formarlo y constituirlo (al hombre).
Si
expresamos con otras palabras esas dos concepciones podría decirse que:
-
La
primera privilegia superar al otro. Ese otro es un "adversario a
vencer".
-
La
segunda elige confraternizar, superarse personalmente, buscar una
inalcanzable perfección, ser competente
con uno mismo.
Esta
segunda concepción podría ser tildada de utópica (recordar que la utopía
ha sido definida como una buena idea expresada por un rival). Sin embargo,
no es así. Por lo menos, no tiene por qué ser siempre así. Se acaba de
ver por televisión un ejemplo que lo demuestra. En el super competitivo
Tour de Francia, Armstrong, el ciclista norteamericano, iba en busca de su
tercer título consecutivo. Otro ciclista alemán era su principal
adversario. En una de las etapas especialmente reñidas -con nada definido
todavía- pedaleaban "cabeza a cabeza", luchando por cada metro
de ventaja. El alemán, en una mala maniobra se cae y rueda fuera de la
carretera: Armstrong se detiene, retorna, lo asiste y solamente reinicia
su marcha cuando su rival
también lo hace.
¿Qué
habrá pensado?
Seguramente
que su grandeza debía demostrarla -tal como después lo hizo- no sólo
por sus méritos deportivos, sino por ser capaz de probarse a sí mismo
que no le hacía falta utilizar una ventaja circunstancial. Ya había
vencido al cáncer. Ahora fue capaz de darle una lección a los super
profesionalizados deportistas del mundo y a todos aquellos que no
comprenden que en el Deporte y en la vida siempre el enfrentamiento es
-escencialmente- con uno mismo. Y no contra los
otros o contra el otro. Ese contrincante debería ser considerado más
como un compañero que actúa desde un lugar distinto. Porque él es el
que me posibilita probarme, está inmerso en la misma situación que yo. Y
cuanto más valor tenga, cuanto más denodadamente luche por ganar la
competencia, cuanto más habilidad demuestre, más me permitirá medirme y
enfrentar mis límites.
El
valor agregado del Deporte
Uno
de los valores agregados que
ofrece el Deporte es que puede servir como "simulación" de la
vida. Es útil como experiencia ideal de aprendizaje porque faculta, por
ejemplo, para que uno experimente situaciones en las cuales los logros son
menores que las expectativas, sin sufrir las consecuencias graves que
pueden tener en la realidad cotidiana. Porque finalmente se está jugando.
Esto
no significa que el practicante de Deportes no deba ejercitar su capacidad
de frustración. Cuando se pierde, uno se enfrenta a ella. Porque, aprender
solamente a ganar, también es una forma de perder. Esa lección puede
ser aprendida. Y si puede ser aprendida, puede ser enseñada.
Jugar
bien o ganar el partido
Por
último, incluyo otra aproximación probablemente polémica: no habría
que confundir jugar bien el juego o tener una buena actuación en la competencia,
con el ganar el partido. Lo que sucede es que el Deporte, comprendido en
el sentido convencional, significa competitividad y búsqueda de
resultados. Y estos últimos siempre fueron considerados tan trascendentes
como para no poder separarlos de la experiencia vital que significa
"jugar el Deporte". De esa manera se ha ido aceptando que lo
valioso, en definitiva, es el resultado del encuentro.
Dejo
en este aspecto a los
lectores la posibilidad del desacuerdo y mi opinión: El salir bien es lo que va a otorgarle al jugador una satisfacción especial, que
seguramente para algunos será mucho mayor en la medida que exista un espectador
ante el cual mostrarse. Al jugar bien se gana aunque se haya
perdido la competencia. Es que se ha sido competente. En ese
sentido, no hace falta derrotar al oponente para ganar, mal que les pese a
los entrenadores norteamericanos del principio. Sin duda, es un concepto
difícil de trasmitir pero vale la pena hacerlo: que perdiendo en el
resultado se puede ganar y tener éxito.
¿Por
qué es tan difícil de trasmitir?
Porque
el concepto de ganar guarda estrechísima relación con el prestigio y el
honor para todo el grupo al cual pertenece el ganador. Es decir que el éxito
logrado por el individuo o el equipo, se traslada al grupo o al país. Por
eso el fanatismo de las hinchadas que
se advierte no sólo en los deportes populares como el fútbol, sino también
en el rúgby y el tenis.
Como
final...
Perdidas las esperanzas en el progreso permanente de las sociedades, es muy posible que tengamos que conformarnos con la idea de construir un mundo posible. Para ello, habrá que abandonar un modo de comportamiento agresivo, basado en la supervivencia de los más aptos. Aptitud que se canaliza a través de una despiadada competencia comercial, religiosa, deportiva o política y marchar hacia una cultura más cooperativa, que no descarte la apasionada búsqueda por ser competente en diversos territorios, pero que permita la supervivencia de todos. Probablemente no haya urgencia mayor que la necesidad de crear un mundo más justo sin apelar para ello a la violencia. El problema a resolver es decidir qué imagen de lo humano moldeará nuestro pensamiento, nuestra inventiva y nuestra creatividad en un futuro cercano. De acuerdo a cómo se conciba, el deporte y las actividades físicas podrán ser una ayuda excelente en esa tarea.
Hasta
la próxima...
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