Pavor en los vestuarios

Un hecho insуlito con ribetes tragicуmicos acaeciу en la disputa del Campeonato del Rнo de la Plata de 1977, despuйs del cotejo final correspondiente al Individual de Damas.

Se produjo un alboroto rayano en el escбndalo. Reneй Richards, despuйs de superar en la definiciуn a Ivanna Madruga, ingresу en el vestuario correspondiente a las mujeres. Hubo pavor en esa dependencia.

Richards era un transexual, y bien sabido es que los cromosomas determinan la sexualidad, y el competidor -varуn por naturaleza-, se inscribiу en la categorнa Damas sin someterse a un exбmen para demostrar su tal condiciуn de femineidad, y йsto se sitъa en los lнmites de lo convencional y de lo conveniente.

Los cronistas, desde la primera ronda, asumieron un criterio ecuбnime en el juicio que merecнa la intrusiуn de un hombre en una competencia destinada al sexo femenino.

Esto no deja de ser un problema de нndole sofнsticamente Shakesperiano, pero si miramos las cosas desde el punto de vista de la realidad, el interrogante Ser o no ser? lo trocamos, intervenciуn quirъrgica por medio, en que es una mujer. En una mujer para su vida, para su responsabilidad, y asн cabнa reconocerla.

Empero su antecedente de haber sido varуn, se podнa notar en la capacidad fнsica que desplegaba en arrestos que denotaban su ex condiciуn masculina.

Las jugadoras que la enfrentaron en los courts, lucharon con una fuerza impropia para su fнsico.

En las tribunas se dijo que Richards era oftalmуlogo, y otros sostenнan en cambio que era odontуlogo.

En este caso, estimamos que deberнa acostumbrarse a la idea de que no es del todo bueno perder las "muelas de juicio"...

Roberto Andersen

 

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